La historia es mía, mía, mía
El Gobierno Nacional creó el "Instituto Nacional de
Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego" que
dependerá de la Secretaría de Cultura, con la firma del decreto 1880/2011.
El Instituto tendrá el carácter de un organismo
desconcentrado, para "el estudio, la ponderación y la enseñanza de la vida
y obra de las personalidades de nuestra historia y de la Historia
Iberoamericana".
Dentro del ambiente académico e intelectual, la firma de
este decreto generó un debate intenso y fuertes cuestionamientos a las figuras
que integran el Dorrego, así como de los alcances y la oportunidad en la que el
organismo es creado.
Investigadores e intelectuales tales como Tulio Halperín
Donghi, Juan Suriano, Luis Alberto Romero, Natalio Botana, Mirta Zaida Lobato,
Hilda Sabato, Carlos Altamirano, Breatriz Bragoni, Ricardo de Titto, María
Teresa Gramuglio, Elisa Pastoriza, Luis Príamo, Rodolfo Richard-Jorba, Beatriz
Sarlo, Horacio Tarcus, Hugo Vezzeti y Susana Tampieri, publicaron la semana
anterior, un comunicado, a través del cual dan cuenta de posición al respecto.
Entre otros párrafos, el comunicado de los académicos señala
preocupación por "un absoluto desconocimiento y una desvalorización
prejuiciosa de la amplia producción historiográfica que se realiza en el marco de las
instituciones científicas del país"; que "el Instituto se crea para
promover un discurso oficial sobre el pasado", desde la perspectiva del
revisionismo que comparte con la corriente "liberal" un reduccionismo
maniqueo "cuyo objetivo central era la construcción de héroes y
villanos"; y que "el gobierno nacional revela su voluntad por imponer
una forma de hacer historia que responda a una sola perspectiva".
Esta polémica está instalada no sólo dentro del campo de la
Historia, sino que trascendió hasta los medios de comunicación, básicamente los
diarios de tirada nacional. Los cruces no tienen una sola dirección ni vuelven
en una sola dirección. Por ejemplo, el historiador Norberto Galasso, explicó
que él y su grupo no integran el Instituto Dorrego porque ya vienen haciendo
una revisión de la historia desde el Centro Cultural Discépolo (Página 12;
sábado 10 de diciembre de 2011). Y agrega: “… los campos están claramente
delimitados. El mitrismo y sus descendientes, la historia social, los
autodenominados “historiadores profesionales”, entre los cuales hay algunos
valiosos, pero que en general no se caracterizan por importantes investigaciones,
están en la vereda de enfrente a la nuestra. El nuevo Instituto Dorrego, en la
medida en que integra la Secretaría de Cultura de un gobierno nacional y
popular como el que preside Cristina Fernández de Kirchner, se colocará a
través de sus publicaciones y actos, en la misma vereda nuestra, aunque en
muchas cuestiones tendremos interpretaciones no coincidentes (por ejemplo:
Moreno-Saavedra; Rosas- el Chacho y Felipe Varela, etcétera)”.
Por su parte el politólogo y periodista Hernán Brienza,
integrante del Instituto Manuel Dorrego dialogó al respecto con Aldea Global
(FM Federal 101.5) el pasado sábado, en lo que constituye una primera
aproximación al tema desde un medio bolivarense.
Brienza dijo entre otros conceptos, que el Instituto Dorrego
“es posible que venga a complementar otras miradas sobre el pasado y sobre la
historia, y que lo haga desde un lugar en el cual no había tenido apoyo jamás.
El revisionismo histórico había sido algo así como el hermano marginado de la
historia, había habido una historia oficial, una historia académica,
universitaria, pero nunca hubo un centro de estudio revisionista que tuviera la
posibilidad de discutir la construcción de su propio relato en el centro del
debate nacional”.
Para el politólogo, resulta “interesante esa lógica de que
(el Instituto) no viene a reemplazar sino a complementar, a dar una interpretación
más, al relato existente. Porque justamente la historia es interpretación, no
hay una verdad única, ni siquiera los documentos se pueden permitir hacer una
interpretación absolutamente objetiva, (porque) detrás de un documento no está
la intencionalidad de quien escribe”.
El Instituto Manuel Dorrego instalará “una disputa de la
interpretación de la historia que tiene que ver con la mirada nacional popular,
democrática, federal y esa mirada es enriquecedora de lo que ocurrió en estos
200 años. No queremos repetir el revisionismo de los años ´30 porque nos parece
que ese revisionismo también tiene que ser revisado. Queremos aportar desde
nuestra mirada, una nueva lectura de la historia”, precisó Brienza.
Respecto del comunicado de los historiadores académicos,
Brienza dijo que el revisionismo viene
discutir también algunos trabajos de algunos de esos investigadores que
temen que se toquen “las vacas sagradas de la historia”. En ese sentido dijo
que “las capillas intelectuales, los bastiones tomistas, son profundamente
antidemocráticos, por eso creo que nosotros, de alguna manera combatimos contra
eso. El día que el Dorrego se convierta en una capilla, yo me voy”, enfatizó.
El Instituto Dorrego viene a sumarse a otros similares que
revisan la historia de figuras como José de San Martín, Manuel Belgrano,
Guillermo Brown y Juan Manuel de Rosas. Lo integran entre otros, Felipe Pigna,
Roberto Caballero, Hernán Brienza, Aracelli Bellota, Víctor Ramos y Eduardo
Anguita. Y también viene a generar un debate necesario y una polémica de la
mano de los “historiadores acreditados”, gracias a la cual, su creación no ha
pasado desapercibida.
Daniela Roldán
(Nota realizada para el programa de radio Aldea Global, en diciembre de 2011)
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