lunes, 14 de marzo de 2016

MISA INDIA EN TANDIL Las increíbles andanzas del capitán Solari

Unos pocos minutos antes de que comience el show salió al escenario  solo, imponente en su figura frágil, se bancó mirar a los ojos de 200 mil tipos y dijo: “Mr. Parkinson me viene pisando los talones, pero aquí estoy. No hagamos una tarea de esto”.
Fue tragar saliva y que los hombros de mi compañero me sequen los lagrimones gruesos. No es que no supiéramos, porque la nefasta información ya había corrido, pero la actitud cómplice del Indio de venir y decírnoslo a nosotros, fue grandiosa y conmovedora.
Ahora volvemos y hacemos el show, dijo y se fue por un ratito. Luego sonó la intro, subió la expectativa al máximo para saber “con qué arranca”  y la tierra tembló cuando desde el impresionante escenario y amplificado por las múltiples torres de sonido, se escuchó “Nuestro amo juega al esclavo”. Las caras rojas y los ojos con demasiado brillo, los puños en alto y el cruce de miradas incrédulas con el de al lado, dieron forma a la escena que capitaneaba desde lo alto, Indio Solari junto a Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
“La lista fue increíble”, “no puedo creer los temas que hizo”, “tremenda la lista”. Los comentarios que por lejos ganaron por repetición tuvieron que ver con “la lista”, porque hizo debutar canciones, porque sonaron gemas como La Parabellum del buen Psicópata o Las increíbles andanzas del Capitán Buscapina o Vino Mariani (“no es que vino un tipo que se llama Mariani”, bromeó) y porque, si uno quiere, la elección marcó un tono de época desde el comienzo. “Nuestro amo juega al esclavo / de esta tierra que es una herida / que se abre todos los días a pura muerte, a todo gramo. /-Violencia es mentir-“.
Todo lo previo hacía suponer que Tandil desbordaría de huestes indias. Mucho curioso que planeó estar “para ver cómo es eso”, claro, y decenas de miles movidos por la ansiedad y el temor que la del sábado 12 pudiera ser “la última misa”. Hubo muchísimos bolivarenses en la cita, la 226 colapsó y se vieron carteles (de los pibes y pibas que hacían dedo) con procedencias del norte al sur del país.
El Indio pidió que la gente no se mande “muchas cagadas” en la ciudad, para no asustar a los tandilenses y que se les permita volver a tocar en esa u otras ciudades (corren tiempos en los que parece retornar la persecuta a las bandas y el Indio ya sufrió la anterior). Que haya dicho eso sonó bien, el tipo quiere seguir en los escenarios y eso es buenísimo. Siente que puede.
Si en otros recitales el sonido fue el principal déficit, para éste Solari tomó previsiones. Todo sonó impecable, majestuoso y con eso saldó una vieja deuda con los seguidores, al menos con quienes van al show esperando escuchar bien las canciones. Y la gola, la vieja gola que suele traerle problemas complejos, también lo dejó tranquilo. Salvo la memoria, que por ahí le jugó una mala pasada, todo jugó a su favor.
A poco de comenzar el recital, un par de descontrolados comenzó a tirar zapatillas al escenario. Eso distrajo al cantante y a los músicos. El Indio se calzó el mal humor y los trató de “pelotudos”, calificativo que fue compartido por el resto del público. Fue acaso, la actitud del campeón de las zapatillas, el punto disonante y el punto también que trajo malos recuerdos. Fue como si alguien hubiera abierto la puerta para dejar entrar a los años 90s, cuando ir a ver Redondos se había convertido en una aventura temeraria, porque “las bandas” desangeladas sólo tenían el rock como motivo para seguir hacia algún lado, la policía cargaba en su contra y la violencia era pan corriente.
Pese a los excesos, la fiesta del sábado transcurrió sin datos sombríos para destacar; la banda, que incorporó músicos “muletos” sonó impecable. Los Fundamentalistas del aire acondicionado es un equipo a la altura del líder y es una pena que no se los pueda disfrutar en un estadio chico o en un espacio más íntimo. La exuberancia lo puede todo. Pareciera que finalmente, sólo queda la Luna para ir a coparla, si es que no quedara sitio en la Tierra para sostener tamaña convocatoria. “Nadie se puede hacer cargo de esto, que no sé por qué sucede”, dijo el Indio mirando a la multitud.
Nadie quiere que haya sido la última. La batalla contra Mr. Parkinson la tiene que ganar el mejor. Las misas indias deberán seguir porque serán cada vez más necesarias.
Pastillita
Antes de que comience el show se escuchaba, cada tanto, “ooohhh… vamos a volver, a volver, a volver, vamos a volver”, seguido y coreado por muchísimas personas y reprobado por nadie. Todo un dato: no venía ocurriendo que se colaran consignas políticas de este tipo en las últimas misas.
    

jueves, 9 de abril de 2015

Un lujo que SUTEBA se puede dar




Analía Galaz es una de esas dirigentes que resiste los archivos.  Son pocos los que pueden enfrentar ese reto sin temor a que la memoria colectiva o las páginas amarillentas de un diario de pueblo develen rastros de un pasado al que mejor no visitar. Ella es de esas pocas.
Heredera de una tradición de luchadores sociales que inscribieron a la CTERA y al SUTEBA en las hojas más dignas de la historia sindical argentina, Galaz puede hacer de una charla en el concierto de un seminario de formación gremial, una síntesis cronológica y un alegato político como casi nadie, en Bolívar, está a la altura de conseguirlo.
Fue secretaria general de SUTEBA Bolívar luego de que tal cargo lo ejerciera Graciela Vanzán, en pleno auge del neoliberalismo. En esos años las afiliadas a ese sindicato constituían una minoría dentro de las escuelas, que le enrostraba a las políticas educativas de la década no sólo sus grandes falencias sino que por sobre todas las cosas, le advertía a la sociedad en su conjunto, acerca de las graves consecuencias que se pagarían por esos años de desbarajuste en el sistema.
Mientras una parte importante de la sociedad miraba para otro lado cuando las fábricas se cerraban y millones de argentinos y bolivarenses se caían del mapa; mientras las escuelas se fueron convirtiendo en espacios de contención para los chicos y no alcanzaban las porciones del comedor para que todos coman bien (y era para muchos la única comida diaria), eran las maestras de SUTEBA las que sostenían la lucha en la calle y en las aulas.
Los desempleados de la Granja y del Canal 4 de televisión, los trabajadores de la empresa de calzados, los médicos del hospital, son testigos de que la lucha de este sindicato de docentes en Bolívar, fue de los pocos colectivos sociales que acompañaron su batalla por mantener la fuente de trabajo.
Marchas por el centro de la ciudad, escraches con campanas, actos a los que acudían menos de los que pasaban y miraban como si de un espectáculo se tratara, las tuvieron como motorizadoras y protagonistas.
Y luego fueron los 1003 días de la Carpa Blanca. Un monumento a la resistencia, contra la Ley Federal de Educación y exigiendo la implementación del Fondo Educativo. La primera, se instauró para desgracia de la educación de más de una generación de argentinos. El segundo, se logró instituir a partir de la lucha gremial de CTERA tras la permanencia de la Carpa.
Tiempos de Teresa Rodríguez, de Víctor Choque, de María Soledad, de José Luis Cabezas. Era en la que un presidente llamaba subversivos a los maestros. Tiempos en los que el ítem “salario”, era la el último, porque primero estaban los pibes. Historia que tuvo e
n Analía Galaz, en Graciela Sagardoy (una de las docentes bolivarenses que hizo el ayuno), entre otras de guardapolvo blanco, los emblemas de la lucha social en Bolívar.
Por eso, cuando en el marco del seminario de formación que lleva adelante el SUTEBA, los maestros y maestras más jóvenes, tuvieron la oportunidad de escuchar a Analía Galaz, se puede decir que se dieron un lujo. No son tantos los dirigentes que pueden convocar a sus compañeros y brindar una clase de historia viva, construida con coherencia y consecuencia.

Conmovida,  la histórica dirigente les pidió, las conminó a sus compañera/os a que tengan memoria. “Nadie nos regaló lo que tenemos, sino que es fruto de la lucha de muchos y muchas que ya no están”. Y se podría agregar que sin mirar el origen, sin fijar la historia, sin reconocer lo que hicieron otros, se corre el riesgo de actuar como ocupas de las luchas del campo popular y equivocar el rumbo, como ya ha sucedido.  

sábado, 7 de junio de 2014

La responsabilidad social de los periodistas



“Nosotros podemos formar periodistas en determinadas circunstancias y después cuando esos periodistas salen a buscar trabajo, lo que les piden es que no tengan responsabilidad social, que piensen en su bolsillo”, dijo días atrás, el periodista Luis Bruschtein, quien agregó que “lo que quieren esas empresas es que no exista esa ética en los periodistas desde un punto de vista de la conciencia social y la conciencia política”.
Bruschtein se expresó así cuando tuvo oportunidad de disertar en el marco de las actividades organizadas por la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata (FPyCS) en la Semana del Periodista, que acaba de finalizar. La charla en cuestión se llamó precisamente, “la responsabilidad social del periodista”.
En estos tiempos, en los que se discute sobre la libertad de expresión siempre en referencia a la posibilidad que tienen, de decir lo que quieran, los “dueños de la imprenta”, como dijo en algún momento el presidente de los ecuatorianos, Rafael Correa. En estas épocas en las que la SIP se preocupa por los periodistas que más visibilidad tienen, pero no se acuerda de los trabajadores precarizados o las víctimas del trabajo informal en nuestras redacciones.
En estos días, en los que muchos okupas de los medios de comunicación banalizan el oficio en favor de ganar más audiencias y, por lo tanto, de obtener más poder para los intereses que ellos representan, viene bien que hablemos de la  responsabilidad social de los y las periodistas. Y viene bien que en defensa de la supervivencia de este trabajo, no seamos meros cómplices con nuestro silencio, de las mentiras y las tramas burdas que se tejen en las redacciones.
Que si no tenemos estadísticas, datos o fuentes precisas, no digamos más que el delito aumentó en nuestras ciudades; que no volvamos a repetir que había un antes ideal y un ahora en el que no se puede salir a la calle porque “ya no es el paraíso que solía ser”.
Porque, además, nunca hubo paraísos para todos. Siempre hubo familias viviendo en casas de chapa, niños abandonados, pibitos pidiendo limosna casa por casa. Entonces, no se puede reivindicar el paraíso que nunca existió, con el propósito de inducir a pensar que ahora es el infierno. Desde el periodismo no se debe hacer eso.
No debemos permitirnos ejercer la criminalidad mediática como si se tratara de un juego inofensivo. No somos fiscales. No somos guardianes de la democracia. No somos el fiel de la balanza. Somos trabajadores con responsabilidad social.
Esa responsabilidad social, en este contexto histórico, nos lleva a asumir sin ambages, el lugar desde dónde hablamos. Al respecto, el periodista y docente de la FPyCS de La Plata, Oscar Lutczak, fue más allá cuando dijo: “Hablar de honestidad intelectual en estos tiempos, donde empezamos a permitirnos discutir muchas cuestiones, es plantear no solamente desde dónde uno está parado cuando habla” sino también “la posibilidad de que los medios también tengan que blanquear dónde están parados y para quién juegan”.
Es, que, precisamente en la aclaración de estos puntos que menciona Lutczak, se encuentra  no sólo el primer paso hacia un periodismo responsable, sino también la posibilidad de visibilizar en qué terreno se juega, la verdadera libertad de expresión.
“¿Cómo y quién define la libertad de expresión o la comunicación que se ejerce sin censura previa? Los hechos parecen indicar la obsolescencia de los viejos parámetros que, bien o mal, se demandaban desde la sociedad. La concentración de medios en contadas manos tiende a desgastar aquello que no cuaja con sus intereses. En esa órbita de interconexión y desarrollo empresarial, el tema de la censura es desalojado de la sociedad para reducirlo a un tema interno de los medios”. (Carlos Valle, Comunicador social. Ex presidente de la Asociación Mundial para las Comunicaciones Cristianas. Página 12, miércoles 28 de mayo de 2014).
Así las cosas, el papel más lúcido que puede interpretar un periodista es el de asumirse como un sujeto con responsabilidad en la sociedad. Que para despropósitos y enredos burdos, se las arreglan solitas las redes sociales, que más que menos veces, son auténticas cloacas. Que para difamar, ensuciar nombres y personas y generar violencias, están los foros de comentaristas, en general alentados por los mismos medios.
Los periodistas firmamos nuestras notas. Hagámonos cargo y brindemos por eso, porque en definitiva, con los más y los menos del oficio, elegimos ejercerlo cada día. Eso sólo amerita la celebración. La autocrítica es oportuna y la reflexión es bienvenida, porque oxigenan; hoy es una linda oportunidad para hacerlo. Lo uno y lo otro van de la mano,  ya que el festejo porque si, el brindis vacío de contenido, se puede hacer cualquier día. Hoy, voto para que pensemos y celebremos. Hoy, voto para que nos pensemos y nos celebremos.
Daniela Roldán


viernes, 3 de enero de 2014

UNAS FLEXIONES POR EL DÍA DEL PERIODISTA, QUE ES TODOS LOS DÍAS
El piso donde me planto





-Basta de encender abnegados velones a la Diosa Equidistancia y pecar a la vuelta de la esquina, de gataflorismo pret a porter. Basta de esta fosforescente pavada de escandalizarnos por la desusada honestidad de periodistas militantes que asumen con gallardía su trinchera ideológica, y a la par no decir ni lanatarrata de la cobardía cool de periodistas militantes camuflados tras una pátina de independencia que se descascara con sólo mirarla fijo. Basta de frivolizar hasta la sed que anida en toda poesía, de este carusolombardismo de poner la libido en el chiquitaje en lugar de en las ideas. Basta de fabricar paté con la carroña de oferta, mejor hagamos puré las cipayas pinzas que someten a la gran paloma de la libertad de este tiempo: la ley de Medios. Basta de camaleones que flotan en todos los ríos, y de pseudo kamikazes que se inmolan contra los fáciles y se arrodillan a lamer la siniestra garra del poder que trama entre tinieblas. Basta de infectarte las manos atalivando como un campeón. Basta de lustrar las botas de los que esconden sus pasos.

-Un periodista debe ser un romántico, o no será un periodista. Alguien con el alma recubierta por un quisquilloso celofán. Como un médico, o un artista. Un periodista es un médico de la verdad, y un artesano de la dignidad, a la que con ética militante debe aspirar a embellecer. Todos los días de su oficio. Quien se prepara para ser médico y siente fruición por el dinero y la acumulación material, debería ser desalentado antes de que sea tarde. Lo mismo con alguien que quiere dedicarse al periodismo. Igual con el que hace arte: si actuás y te devora el deseo de hacerte rico & famoso, más vale andá pensando en golpearle la puerta a Suar en vez de inscribirte en un taller con el maestro Raúl Serrano.
Empero, esto no equivale a afirmar que un periodista debe comer a la par de un faquir, movilizarse en un afónico DKW y transitar la vida con lo puesto, harto de llevarse puesto, como decía el ‘Gordo’ Soriano. Tampoco un médico ni un artista. Trabajar por amor al arte es tan sólo una linda frase revestida de una épica menor, bastante raída ya: somos periodistas, no mártires, y nadie funciona bien si la panza le silba un tango.

-En tiempos en que, más que ayer, la verdad se cocina ‘a la canasta’, un periodista debe erigirse en un inflexible defensor del pueblo más pueblo, que siempre son los de abajo, y denunciar cuando al puchero de todos alguien incorpora basura. Para que la verdad sea verdadera, noble y sana, no una turgente hamburguesa de plástico para anestesiar las tripas de los desesperados y excitar la bóveda mental de los que sienten con el bolsillo, esos que disuelven el puño alerta de la solidaridad en las cómodas aguas de la caridad, que nutren marchas como chuckys de la reacción y se conforman con que el mundo siga siendo maravilloso únicamente en la gema de Louis Armstrong.
Periodistas, no cromañonicemos nuestra moral. Militemos por la decencia y, hasta donde nos dé el piné, por la elegancia. Basta de la berretada de montar melodramas que no le moverían ni una pelusa de máscara al incansable Michael Myers. Basta de jugar a Philip Marlowe con un arsenal de clavos miguelitos y una chequera enchastrada en la frente, algo así.

-Un periodista debe ser alguien honesto. Así de elemental, así de complejo. Honesto con él, primero. Preparar la comida que comería con orgullo. Como pueda, con lo que tenga a mano, pero con toda la grandeza que su ser sea capaz de emanar. Y proponerse perseguir la excelencia en la elaboración de ese menú, con la sagrada pulsión del artista que sólo vibra en la pureza. Algunas cosas nunca cambiarán, periodista: ni el auge tecnológico ni los nuevos soportes ni las variables preferencias de los consumidores ni la chequera de Dios, podrán proveerte un alma.

-Como los grandes boxeadores, un periodista debe saber dar un pasito atrás cuando pelea en el in faighting, uno de sus planos cotidianos. Tomar mínima y clave distancia para analizar el hecho que sea materia de su labor. Así ‘pegará’ mejor, y resultarán beneficiados quienes consuman su producto. Saber conducirse en la urgencia es vital, pero si todo es apuro, pierden el periodismo y el pueblo más pueblo, y la verdad se agarra una úlcera. El paradigma de flotar en diverso tipo de mares no debe excluir el bucear. Al menos, si anhelamos para nuestra aldea global un horizonte de justicieras transformaciones, a tono con el que Lennon planteó en “Imagine”. Y bucear requiere voluntad, paciencia y a menudo discreción, tres rasgos esenciales de las hormigas: es que un periodista es una hormiga con huevos y una voz, mucho más que un estentóreo león.

-No sos un artista, periodista, pero algún bicho te picó. Pensá entonces en los grandes cantantes, y no olvides que no es sólo la voz, también es la respiración. La ética y la estética son siamesas, si cuidás a una y abandonás a la otra, sufren las dos, se seca tu decir, se oxida tu corazón.

-Un periodista debe saber distinguir entre el cielo y las estrellas. Si se embriaga contemplando astros porque se cree uno de ellos, si se ubica por delante del contenido a comunicar, acabará estrellándose, y en su cabriola fatal arrastrará a inocentes (daño colateral, definirían, cínicos, los yanquis). Esto no implica esquivar el éxito, con la pétrea lógica de un monje de clausura, ni negar que el ego es una de las turbinas imprescindibles de nuestro oficio.

-Por sobre todo, un periodista debe creer en lo que hace. Inflar el pecho para sí. Sentirse un guerrero, más Quijote que Superman, y abrazar la premisa de Spinetta: “un guerrero no detiene jamás su marcha”. Porque sólo se pierde la lucha que se abandona, y porque como me enseñó mi irremplazable amiga Graciela Sagardoy, la vida, la dignidad de valer la pena, reside en el intento, no en el resultado.

¡A pelear, periodistas, a poner nuestra sangre en juego, que el milagro díscolo de un mundo mejor aún nos espera!

Dedico esta columna, aunque unos pocos de los aludidos habrán de enterarse, a:  
-Víctor Hugo Morales/Horacio Verbitsky/Orlando Barone/Juan Gelman/Cynthia García/Eduardo Aliverti/Eduardo Galeano/Eduardo Fabregat/Mario Wainfeld/Alfredo Rosso/Claudio Kleiman/Carlos Polimeni/Pedro Brieger/Román Iucht/Osvaldo Bayer/Osvaldo Soriano/Rodolfo Walsh/el Dante Panzeri/Roberto Arlt/José María Pasquini Durán/Adolfo Castelo/José Luis Cabezas.
-A cuatro entrañables colegas bolivarenses de los que siempre me esmeré en aprender: Daniela Roldán/el ‘Negro’ Merlo/Carlos Rusciti/Oscar Andrés Bissio.
-A José Luis Piro, un tipo noble, que dignificó su tránsito por el periodismo y la vida.
-Finalmente, y en general, a todos los que ejercen el periodismo con compromiso y pasión no calculados.

Chino Castro

Este escrito fue publicado en el diario LA MAÑANA en junio del año pasado.

Calor de tambores




Los tambores de La Fábrica del Ritmo volvieron a sacudir el callejón de la avenida 9 de Julio, en la tórrida noche del domingo, a partir de la propuesta de Raúl Chillón, Emiliana Ron, Federico Ron y todos los alumnos músicos de la Escuela de Percusión.
En cada propuesta del callejón, se suman otros artistas que proponen visibilizar sus trabajos, en sencilla comunión artística, dispuesta para el goce colectivo. No falta el convite gastronómico, amenizado con tacos que incluyen la variante vegetariana.
El domingo, Pato Arbe y Ramiro Bailarini pintaron murales, mientras sonaban los parches y cajones. De a poco, las paredes circundantes al callejón que lleva por nombre Fernández López y que finaliza en la 9 de Julio, van tomando el color que los artistas le imprimen.
Entre una y otra presentación de los ensambles, se proyectaron videos de la novísima escuela de experimentación audiovisual Rompe cocos (dirige Emiliana Ron), que dio sus primeros pasos en 2013 y que ya tiene mucho para mostrar y compartir.
Mucha gente se acercó al callejón, hubo músicos invitados, como Sergio Ramírez y Franco Exertier, también hubo quienes se animaron a zapatear al ritmo de los legüeros, desafiando al asfalto ardiente, con los pies al aire. Diego Péris y Silvio Alvarez fueron los héroes en esa tenida.
Entre ritmo y ritmo, hubo espacio para el humor absurdo, para la lectura de un texto apropiado, colaboración que estuvo a cargo de integrantes de la organización “Del otro lado del árbol” y para la presentación de Kevin y Mati, dos improvisadores callejeros, que al ritmo del hip hop van diciendo lo suyo.
La Escuela tiene distintos grupos, uno de chicos y otros de adultos, que van transformándose en la medida en que algunos alumnos se van, otros vienen.  Cada nueva presentación, que se suma a las realizadas en el carnaval, en Tandil, en la plaza céntrica, confirma un afianzamiento de los ensambles, sobre todo del más antiguo, el de los adultos.
Todo fluye en el callejón cuando suenan los tambores; los manjares populares huelen rico, la luna parece más grande o más linda, las sonrisas aparecen sin pudor. La Fábrica del Ritmo convidó un poco de todo eso el domingo, a guisa de despedida del año; para deleite de quienes se acercaron a disfrutarlo y con la promesa de un buen 2014 sonando a tambores.
Daniela Roldán

domingo, 17 de noviembre de 2013

EL GRITO INTRANSFERIBLE
(a los militantes, en su Día)
Irak entre mis dientes.
África pateándome las muelas.
Latinoamérica en mi boca, en mi tos.
Eva, Hugo, Néstor, el Che, el Gody
refugiados en mis venas.
Los treinta mil trepando por mi garganta
rotos
quemados
con sus niños muertos alzados como banderas.
Hebe y Fidel engordándome la voz
con la ternura de pibes
huérfanos de gol.
El viejo Allende y Rodolfo Walsh
metidos entre las uñas
de estos dedos que escriben.
Injusticia,
no voy a llorar.
Voy a gritar,
injusticia,
¡a puteadas
voy a doblarte!
Chino Castro

domingo, 10 de noviembre de 2013

La balija del odio
Si el Cine irá a funcionar, abren muchos su criterioso paraguas. Con la boca apretada del que traga un jarabe. Como deseando que no. Medido en cantidad, desde ya. Así conciben la vida, bilardistas orondos: siempre achican hacia atrás. Si una película transforma una existencia, no les interesa. Para ellos el arte es entretenimiento. Hollywood, traducido a cine. Ya si encima hay que pensar… Yo voy al cine a desenchufarme. Ni a pensar ni a llorar. Ya demasiados problemas tengo. Salvo que el carlos en cuestión extraiga del filme una idea para amasar moneda. Ahí sí, qué interesante esto de reabrir el Avenida. Pero atención: el tal carlos debe ser, y ésta es una condición sine qua non, uno de ellos. Si se trata de un negro de las purulentas orillas, cagaste te mandó saludos, efecto boomerang: mirá qué basura, lo único que logra este Cine de mierda con esas películas hiperkirchneristas de cuarta es avivar giles, hacerles creer que son alguien. Basura. Después se convierten en piojos resucitados mentales y vienen a quitarnos lo nuestro, lo que tanto sacrificio nos costó conseguir en este país de vagos y ladrones. Y seguro que en cualquier momento chantan publicidad de la yegua antes de largar la peli, o abajo durante la proyección, como en los videos de interné y el Fútbol para Todos. Ya da asco, te envenenan hasta las ganas de vivir.
Son los mismos que necesitan saber cuánta plata costó el nuevo Avenida. No interesa la magnificencia de la obra, porque son todos chorros. Menos mal que ya se van y viene el timonazo con Massa y Salamanco, dos pibitos vírgenes de toda la polución política que nos gobierna desde que se fueron los impolutos milicos, en especial desde 1989. Bah, acá tenemos uno mejor que el aplicado Salaman: Erreca, que lo va a volver a hacer, porque ya lo hizo. Erramuspe también, viene sin escamas; el que se mandaba las cagadas era Simón, en esos años el ángel Gabriel la yugaba como un japonés en la Escribanía.
Si estos tíos de mentalidad vanguardista hubieran estado en la época en que se construyó el estadio municipal, que encima ha vuelto a llamarse Eva Perón para homenajear a una yegua embalsamada, hubieran alertado, esclarecidos como siempre fueron, locales cada septiembre en ese abisal cenáculo de las ideas que es la Exposición Rural: este coso no va a andar. ¿¡Una cancha en Bolívar!? Fijáte que en Buenos Aires no se llenan ni las canchas de los cuadros grandes, ¿¿cómo va a andar un estadio acá?? Aparte en Bolívar hay muchos amargos, a lo primero clavan entusiasmo y después se caen como peras, se rajan a lo chancho. ¿Quién banca un estadio así? Y claro, los que laburamos. Los vagos van a ir cuando esté todo hecho, como siempre, y encima los van a dejar pasar gratis. Así es el peronismo: pan y circo y que reviente todo, total siempre le revienta a un radical. No enseñan a pescar a los negros, para qué: directamente les sirven el filet que nos chorean a nosotros. Qué país de mierda. Fijáte España. No aprendemos más los argentinos. Fijáte Australia y Canadá: a la par nuestra estaban a principios del siglo XX, y mientras hoy se mantienen en el top ten de las grandes potencias del Globo nosotros marchamos como chorlitos rumbo a la desafiliación, porque con estos chorros que gobiernan hasta de la D nos vamos a caer.

Lástima lo del balneario, estos bobos lo abandonaron cuando ya estaba casi listo. De la zona hubiesen venido de a puñados. Fijáte que Daireaux no tiene salida al mar. Ni Olavarría, 9 de Julio, Pehuajó… Eso sí que estaba bueno, ¡y barato! Pero claro, qué pretendés: éstos son peronistas, si hacen un balneario los negros van a ir a arrancar el parqué pal asado y se van a encontrar con puñados de arena… No tienen ni idea, si nunca vieron el agua.

Pero lo peor de todo, avisan estos enhiestos ramilletes de bolivarenses a los que les interesan la ciudad y su linda gente, es que el Cine y el estadio son sitios municipales. (Por suerte el Coliseo no. ¡¡Aguante la hispanidad daloiesca!!) De última si fueran privados sería mejor, porque si no les sacan un mango se entierran unos pocos, en cambio así, cuando al Avenida no se asome ni Pancho Mastrángelo vamos a terminar todos con el culo como una cala. Y los que ya lo tienen como una cala que revienten, pero nosotros, con todo lo que le hemos dado a este país… Sangre, sudor y lágrimas, mirá. Siempre laburamos y dimos laburo, pagamos los impuestos, las cargas sociales, reinvertimos y abrimos fuentones de trabajo… (Ya que se las llame “cargas sociales” habla a las claras de quién modela el idioma, y a través de él encapsula las subjetividades colectivas, en nuestro entrañable y ovalado Globo.) Y este país de cuarta nunca nos devolvió una mierda, con todo lo que bancamos. Cada vez que la Argentina detona vienen a pedirnos la escupidera. Nos suben los impuestos, nos cagan de los cuatro costados. Y ahora va a pasar lo mismo eh, acordáte, estos chorros se van peor que Menem. Ni el helicóptero pa’ rajarse les va a quedar, porque seguro ya se lo fumaron y escondieron las cenizas en las Seychelles.
Por la cultura hay que pagar, viejo, vivimos en una sociedad capitalista, a comerla. Ya está, perdieron, esa pavada de la revolución tenía las gambas más cortas y chuecas que un salchicha. Aparte era todo un verso, si el Che usaba Rolex… Así son la vida y el mundo, viejo, unos ganan y otros pierden, y como desasnó el grosso Felipao Martínez Pérez: el progreso no se hace a los besos. Primero nosotros, los que podemos pagar, los que más tupido sembramos en este ingrato país. Después sí, una vez que accedamos a los bienes culturales decidiremos qué bajar a la negrada, nosotros somos los mejores curadores, decí que no nos dan la manija porque quieren seguir robando…
Es como con el morfi: a la mesa nos sentamos nosotros, los dueños de todas las cosas desde que se fundó la Argentina. Y sí, querido, el que más arriesga más tiene que ganar, ¿o un loquito cualquiera va a venir a ganar lo mismo? No jodamos, es más fácil ser empleado. Pero tranquis eh, lo que nos sobre se lo tiramos a la plebe. Siempre algún hueso vamos a arrojar, no somos tan angurrientos como nos pintan los resentidos. Nadie se va a morir de hambre, se sabe que acá el que no trabaja es porque no quiere. Si total, para bancar vagos y malandrines ya estamos nosotros. Qué inmundicia, le sacuden pito a destajo si total después los mantienen con el plancito.
Aparte el Cine… Era cantado, en dos semanas encajaban la peliculita del ‘Tubbo’ Bucca. Re deprimente es, puro velorio, gestos laaargos, todo oscuro. Y el cara de vermú Alegre de protagonista… Ya ponen a cualquiera y hay que aplaudir, porque si no tas en contra de Bolívar. Una vergüenza. Acá van de cholulos, la película no le interesa a nadie. Encima a los actores locales no les dieron ni pelota, les pegaron una tijereteada que bueno bueno: al ‘Mono’ Alabart le dieron un papelito y encima lo pusieron de espaldas, se le habrá engarrotado la gestualidad de tanto yugarla en la película de Miky, que lo hicieron laburar como un changarín. Al ‘Dani’ Navarro le metieron de mudo. ¡Y lo del ‘Chamaco’ Valdez fue terrible!, lo tuvieron un día entero con el culo empotrado a un unimog y después no salió nada. Es todo política, ya no saben de dónde rascar votos. Todo gratis, obvio, si total a los gastos no los paga el ‘Bali’.

Qué circo, son todos una manga de chorros. Menos mal que ya se van.

Aparte en Séptimo metieron un Taunus… ¡Un Taunus, boludo, nada que ver! ¡Lo sacaron de una de Sofovich de los setenta! Y violeta, qué bolazo, si no había Taunus viejos de ese color, eran todos grises o verdes. Pero claro, qué querés: seguro les sobró pintura de la campaña y se la chantaron al Taunus de Darín. Cómo ahorran, qué bárbaro.
O sea, ¿por qué no traen la nueva de Woody Allen? ¿Puro nacional van a enchufar? Pero claro, qué querés: Woody es inteligente, y éstos son peronistas.
¡Encima la cola que hay que hacer! Se juntan 3 y se atranca. Anda más rápido el Provincia, y eso que a las 12 se rajan todos a morfar… De yapa abren la boletería a la cinco de la tarde. Lógico, son peronistas, les chupa un huevo el que labura: pusieron horario para vagos y borrachines. Igual no se entiende, si esos no pagan. Pero de última qué les calienta, si igual lo llenan con los comprados. Así andaría hasta el Maracaná. Y te digo más: esa pavada de sacar la entrada y después tener que cambiarla… Cualquiera, eso no existe ni en los cines de Cuba.
De contra la escalera. Se ríen de la gente grande, si en ese ascensor pedorro no caben más de 3.
¿Kiosco no pensarán poner? ¿Cómo es la onda, hay que pasar por lo ‘Lupa’ y clavarse unos sacramentos? Tienen un acuerdo bajo cuerda, a mí no me cagan, viste cómo es todo acá.
Aparte la vereda: ¡una cagada les quedó! ¡Dejaron el contrapiso, de cuarta son! Y qué querés, la berretada peroncha de toda la vida, a éstos les das jamón y te prefieren la mortadela, si no distinguen. No les quedó ni media moneda pa la vereda porque se la fumaron toda con la Zenko y Valeria Lynch, que al final no laburaron un carajo, las sentaron en unas sillas a que le hicieran bulto a Tinelli. Unos espantapájaros parecían con el viento que había. Encima Tinelli, ese sí que no se sabe pa qué lado patea...

¡¡Chóoooorros!!

Y de sorongo del postre vino Charly. Ahora lo traen, de viejo choto. Cómo se drogaban, la baranda a pomelo te voltiaba. Y los de la Guardia Urbana ni puta, miraban el recital. Con tal de no laburar estos tipos son capaces de ponerse a mirar a Zulma Lovato y decir que afina. Aparte Charly sonó para el orto, no jodamos. Y ese maniquí en tetas… ¿qué necesidad?


Chino Castro