lunes, 8 de octubre de 2012

Fue tan lindo hacer un puente



Están presentando el nuevo trabajo "Hacer un puente", recién en los comienzos de la gira que incluirá diversos puntos del país. Construyen, eso se nota, una comunicación con su público que será un puente de esos que se recorren con alegría.
La Franela se presentó el sábado (domingo a la madrugada) en La Vizcaína y desató una fiesta rockera en "el bar de la esquina". "Le pusieron toda la onda", fue uno de los comentarios que más se pudieron escuchar al final del show, cerca de las 3 y media.
La banda que lidera Piti Fernández (voz y guitarras) y que integran Francisco Aguilar (guitarras y coros); Diego Modica (batería); Lucas Rocca (bajo y contrabajo); Joselo de Diego (voz); Pablo Avila (saxo) y Martín Tucán Bosa (teclados y guitarras) hizo temas de Hacer un puente, trabajo editado en 2011 que están promocionando, algunos del anterior cd y también algunas canciones que grabaron Los Piojos, que son manufactura de Piti.
El despliegue comenzó con Price for freedom y con los fans coreando toda la canción. Es todo un síntoma de buena llegada de un grupo, el hecho de que los seguidores se sepan las canciones cuando el trabajo está todavía fresquito (o calentito, si salió de algún horno). "Sin ustedes no seríamos nada", dijo un Piti agradecido ante la fiesta que se desató entre el público.
Después vinieron "Sirena" y "Entrando en tu ciudad", una de las glorias de Los Piojos versionada en la nueva etapa de Fernández, con la impronta Franela pero manteniendo la esencia piojosa que sigue moviendo la cuerda emotiva de muchos.
La lista de canciones siguió con "Magia", del trabajo publicado en 2009, llamado "Después de ver", primer cd del grupo. Luego vinieron "Pasarás", "Vine hasta aquí", "Maikel Focs" y más tarde comenzó a sonar "Corre": Corre corre el tiempo,/ corre en la ciudad,/va siguiendo al viento/que corre con libertad" y los pibes y pibas que agitaron desde el comienzo le ponían la dosis de alegría indispensables para este tipo de propuestas.
Hubo quienes se vinieron desde Buenos Aires para ver el show. ¿Cuántos kilómetros hay hasta acá?, preguntó Piti. "Bueno, hicimos un puente", dijo ante la tremenda respuesta de "unos 400 kilómetros".
"En vez de murallas, alambrados, vallas, en vez de muros que separan, que excluyen, que expulsan: hacer un puente, es lo que propone este nuevo disco, un disco que reúne doce canciones que hablan de encuentros y desencuen-tros, de viajes, de cambios, de orillas reales y meta-fóricas; doce canciones que transitan por el rock, el ska, los ritmos latinos", dicen acerca de su propio trabajo, en su página web.
Allí quien quiera puede enterarse de que el disco termina con "algo eterno: una breve pieza de bandoneón tocada por Gustavo Kupinsky unos días antes de partir".
Si de memorias, recuerdos y agradecimientos se trata, Piti le dedicó una canción a Germán Daffunchio, con quien grabaron "Pasarás". "El es como un padre para mí, siempre estuvo desde que empecé en este camino del rock", dijo.
La Franela tiene mucho de la mística de ese rock que entre sus búsquedas, más allá de las puramente artísticas, está eso de que «la gente la pase bien, baile, se divierta», sin descuidar las letras. No es poca cosa, porque en el intento, los músicos ponen todo lo necesario para lograrlo; se bancan un escenario chico, en un pueblo chico, casi virgen de movidas rockeras. Y tocan como si estuvieran en un estadio ante miles.
El show siguió con "Al desierto" y acá se impuso la onda y el carisma de Joselo de Diego, que se carga al hombro los temas que hacían Los Piojos. Un personaje, que, por algún motivo remite a Javier Gurruchaga, aquel de la Orquesta Mondragón.
Promediando el show, llegó el tema que da nombre al disco nuevo "Hacer un puente" y después "Todos los vientos", una de las canciones más difundidas de la banda.
"Abran la cabeza", diría Piti al anunciar una "cumbia" y de eso se trata un show de esta gente, de saltar de géneros, de subvertirlos, de allanar caminos entre ellos y de que el disfrute llegue de la mano de las mezclas sanas. Por eso se enloqueció La Vizcaína cuando hicieron una versión rara de la multiversionada "I love you baby", al final de cual le mecharon "como le digo a mi mujer, que ya no la quiero más", de Rodrigo.
La cumbia era "Akanakena", que vino como anillo al dedo porque los fans cantaban aquello de "a ver, a ver, quién tiene la batuta…". En la lista siguieron "Reggae rojo y negro" y "Chan chan", otra extrañeza cuyo estribillo pertenece al mítico Compay Segundo, aquel del Buena Vista Social Club.
El final llegó, siempre con el clima en punto alto, con "Lo que me mata" y por fin "Bicho de ciudad", gritado más que cantado, por todos.
Ya se ha dicho en estas páginas, el público boliva-rense no es estrictamente un fundamentalista del rock. Ni mucho menos. Pero de a poco y en la medida en que haya convocatorias de este tipo, quién te dice, la alegría popular también puede llegar de la mano de este palo. La Franela lo hizo.