Están presentando el nuevo trabajo "Hacer
un puente", recién en los comienzos de la gira que incluirá diversos
puntos del país. Construyen, eso se nota, una comunicación con su público que
será un puente de esos que se recorren con alegría.
La Franela se presentó el sábado (domingo a la
madrugada) en La Vizcaína y desató una fiesta rockera en "el bar de la
esquina". "Le pusieron toda la onda", fue uno de los comentarios
que más se pudieron escuchar al final del show, cerca de las 3 y media.
La banda que lidera Piti Fernández (voz y
guitarras) y que integran Francisco Aguilar (guitarras y coros); Diego Modica
(batería); Lucas Rocca (bajo y contrabajo); Joselo de Diego (voz); Pablo Avila
(saxo) y Martín Tucán Bosa (teclados y guitarras) hizo temas de Hacer un
puente, trabajo editado en 2011 que están promocionando, algunos del anterior
cd y también algunas canciones que grabaron Los Piojos, que son manufactura de
Piti.
El despliegue comenzó con Price for freedom y
con los fans coreando toda la canción. Es todo un síntoma de buena llegada de
un grupo, el hecho de que los seguidores se sepan las canciones cuando el
trabajo está todavía fresquito (o calentito, si salió de algún horno).
"Sin ustedes no seríamos nada", dijo un Piti agradecido ante la
fiesta que se desató entre el público.
Después vinieron "Sirena" y
"Entrando en tu ciudad", una de las glorias de Los Piojos versionada
en la nueva etapa de Fernández, con la impronta Franela pero manteniendo la esencia
piojosa que sigue moviendo la cuerda emotiva de muchos.
La lista de canciones siguió con
"Magia", del trabajo publicado en 2009, llamado "Después de
ver", primer cd del grupo. Luego vinieron "Pasarás", "Vine
hasta aquí", "Maikel Focs" y más tarde comenzó a sonar
"Corre": Corre corre el tiempo,/ corre en la ciudad,/va siguiendo al
viento/que corre con libertad" y los pibes y pibas que agitaron desde el
comienzo le ponían la dosis de alegría indispensables para este tipo de
propuestas.
Hubo quienes se vinieron desde Buenos Aires
para ver el show. ¿Cuántos kilómetros hay hasta acá?, preguntó Piti.
"Bueno, hicimos un puente", dijo ante la tremenda respuesta de
"unos 400 kilómetros".
"En vez de murallas, alambrados, vallas,
en vez de muros que separan, que excluyen, que expulsan: hacer un puente, es lo
que propone este nuevo disco, un disco que reúne doce canciones que hablan de
encuentros y desencuen-tros, de viajes, de cambios, de orillas reales y
meta-fóricas; doce canciones que transitan por el rock, el ska, los ritmos
latinos", dicen acerca de su propio trabajo, en su página web.
Allí quien quiera puede enterarse de que el
disco termina con "algo eterno: una breve pieza de bandoneón tocada por
Gustavo Kupinsky unos días antes de partir".
Si de memorias, recuerdos y agradecimientos se
trata, Piti le dedicó una canción a Germán Daffunchio, con quien grabaron
"Pasarás". "El es como un padre para mí, siempre estuvo desde
que empecé en este camino del rock", dijo.
La Franela tiene mucho de la mística de ese rock
que entre sus búsquedas, más allá de las puramente artísticas, está eso de que
«la gente la pase bien, baile, se divierta», sin descuidar las letras. No es
poca cosa, porque en el intento, los músicos ponen todo lo necesario para
lograrlo; se bancan un escenario chico, en un pueblo chico, casi virgen de
movidas rockeras. Y tocan como si estuvieran en un estadio ante miles.
El show siguió con "Al desierto" y
acá se impuso la onda y el carisma de Joselo de Diego, que se carga al hombro
los temas que hacían Los Piojos. Un personaje, que, por algún motivo remite a
Javier Gurruchaga, aquel de la Orquesta Mondragón.
Promediando el show, llegó el tema que da
nombre al disco nuevo "Hacer un puente" y después "Todos los
vientos", una de las canciones más difundidas de la banda.
"Abran la cabeza", diría Piti al
anunciar una "cumbia" y de eso se trata un show de esta gente, de
saltar de géneros, de subvertirlos, de allanar caminos entre ellos y de que el
disfrute llegue de la mano de las mezclas sanas. Por eso se enloqueció La
Vizcaína cuando hicieron una versión rara de la multiversionada "I love
you baby", al final de cual le mecharon "como le digo a mi mujer, que
ya no la quiero más", de Rodrigo.
La cumbia era "Akanakena", que vino
como anillo al dedo porque los fans cantaban aquello de "a ver, a ver,
quién tiene la batuta…". En la lista siguieron "Reggae rojo y
negro" y "Chan chan", otra extrañeza cuyo estribillo pertenece
al mítico Compay Segundo, aquel del Buena Vista Social Club.
El final llegó, siempre con el clima en punto
alto, con "Lo que me mata" y por fin "Bicho de ciudad",
gritado más que cantado, por todos.
Ya se ha dicho en estas páginas, el público
boliva-rense no es estrictamente un fundamentalista del rock. Ni mucho menos.
Pero de a poco y en la medida en que haya convocatorias de este tipo, quién te
dice, la alegría popular también puede llegar de la mano de este palo. La
Franela lo hizo.