“(Massa, el Frente Renovador) la única opción para ganarle
al Gobierno Nacional”, dice el slogan de campaña de Marcelo Salamanco, que es el
candidato local de Sergio Massa, que a su vez es el candidato provincial de las
corporaciones económicas y mediáticas. “Celebra la vida”, remata la canción de
campaña en una suerte de oxímoron.
“No estamos ni a la derecha, ni a la izquierda, ni al
centro, estamos en la vereda de enfrente de este modelo maldito (…)”, dice el
slogan de Biondini, el candidato de los neonazis en Argentina.
Si repugnan ambos slogans, si provocan escalofríos, si dan
miedo, por lo menos hay que rescatar que son sinceros. Que por fin, en el caso
de la gente del intendente de Tigre, dice que lo que quiere hacer es derrotar al
gobierno, que es lo mismo que decir que derrotar todos los programas sociales
que el kirchnerismo lleva adelante.
Se ha dicho y con fundamento, que a la izquierda del
kirchnerismo no hay nada. Y para demostrarlo alcanzan los partidos que se
llaman a sí mismos de izquierda o progresistas. No necesitan que nadie venga a
enrostrarle sus contradicciones, simplemente las tienen, cuando ni siquiera se
solidarizan con una víctima si ésta víctima “es K”. Eso ocurrió acá, en Bolívar,
cuando militantes kirchneristas fueron agredidos.
Ayer, decenas de miles de argentinos, fueron favorecidos en el sorteo del Programa ProCreAr, que les dará una nueva
posibilidad (y no la primera, y no la última) de tener su vivienda familiar. Este
plan es el más ambicioso de la Argentina en más de cincuenta años.
Alguien que está en la vereda de enfrente del Gobierno
Nacional, sin dudas dará de baja el Programa, en exclusivo beneficio de los
intereses inmobiliarios privados. Esto también se puede visualizar en Bolívar.
El candidato de Massa en la ciudad está jugando a favor del radicalismo local,
esto es muy claro. Y todo lleva a pensar que hay coherencia entre favorecer a
los candidatos de la UCR y ubicarse contra un gobierno que propone viviendas
sociales para paliar el déficit habitacional en lugar de construir barrios
privados o edificios de departamentos.
Quienes quieren derrotar al gobierno nacional se quieren
llevar puesto todo lo que en materia de restitución de derechos se ha logrado
en esta década y quieren además, ponerle un tapón a la profundización de la
política inclusiva.
Hay materias claves en las que el gobierno nacional tiene
que ir a fondo para seguir incluyendo: eliminar el trabajo informal, ejecutar políticas
serias de transporte público para todo el país, transformar y modernizar rutas
y caminos, asegurar los derechos humanos en cárceles, democratizar la Justicia,
y sigue la lista.
“El kirchnerismo ofrece huecos que podrían propender a
cuestionamientos importantes, estructurales, sin olvidar el infierno desde el
que partió y sin perjuicio de reconocerle todo lo bueno que recuperó y
promovió. Pero ahí están una economía de alta concentración oligopólica, la
carencia de una reforma tributaria integral, el déficit en las políticas
ferroviaria y energética, la ausencia de un debate a fondo sobre la
compatibilización entre desarrollo y cuidado del medio ambiente. Oh, sorpresa, las observaciones más
fundadamente críticas sobre cuestiones como ésas provienen del propio
kirchnerismo, como lo demuestra, entre otros, el último documento de Carta
Abierta. El grueso opositor no produce una palabra en torno del modelaje
económico, porque todas las que tiene son de una raigambre de derecha cuya
admisión pública –aun con los ingredientes marcadamente conservadores de nuestro
tejido social– sería indigerible. En ese sentido, correspondería acordar con
Cristina en que solamente Macri blanquea su pensamiento auténtico (por supuesto
que apartando sus condiciones intelectuales)” (Eduardo Aliverti, Página 12,
lunes 21 de octubre, Pág.2).
Acá y por suerte, el candidato de Massa también blanquea, al
menos respecto de las intenciones contra el gobierno de Cristina. Debería
aclarar que “derrotar al gobierno nacional”, implica derrotar o al menos poner
en serio jaque al gobierno de Bali Bucca y que esto último significaría un
retroceso sin igual para Bolívar.
Porque el gobierno nacional a través de sus políticas
públicas (jubilados, asignaciones universales, etc.) deja millones de pesos en
el circuito económico local. Esto hay que decirlo y si no, que saquen la cuenta
los almaceneros de barrio, cuánto de las jubilaciones de sus vecinas y vecinos,
le permiten sostener sus negocios.
Si se dejan de construir las casas, las cloacas; si se
detiene la obra pública, quedarían otra vez cientos de bolivarenses sin
posibilidades de trabajo. De esto pueden dar cuenta quienes se incorporaron al
mercado laboral a partir de las cooperativas o quienes proveen de materiales de
construcción o aquellos que forman parte de una u otra manera, de ese circuito
económico.
Bolívar está en camino de una clara transformación positiva
y si bien el gobierno de Bali es perfectible, también es un gobierno diferente
de todos lo que han tenido la sartén por el mango en los años de democracia. En
sus poco menos de dos años de gestión se visualizan errores como es lógico
esperar. Nadie que no sea un fanático, puede negarlo. También tiene matices que
pueden atraer a unos más a que a otros y eso en sí mismo no está mal.
Pero, ¿alguien puede emperrarse en discutir los hechos que
están al alcance de la vista? ¿Quién sería capaz de negar la existencia de las
casas que durante años cuya construcción estuvo paralizada y ahora son
habitadas por sus dueños? ¿Alguien puede asegurar que el Cine Avenida fue hecho
por marcianos o algo parecido? ¿Se puede sentenciar con algún grado de seriedad
que las cloacas para el barrio Pompeya forman parte de “un relato”’? ¿No es
cierto que ya está la antena de la televisión digital para muchos vecinos que
no pueden pagar el cable hagan uso de su derecho a la comunicación? ¿Es una
fantasía que muchas familias bolivarenses hayan resultado favorecidas con los
créditos ProCreAr y que ahora sí comiencen a transitar uno de los más
prometedores caminos, que es el de la casa propia?
Ahora bien, si alguien, a pesar de lo indiscutible, elige ir
en contra de estos cambios, debería explicar con claridad qué proyecto serio y
realizable propone, con qué herramientas lo piensa lograr y con qué fuerzas
sociales, con qué apoyos,(si son corporativos), piensa contar o cuenta.
No es posible que un concejal del Frente Renovador actúe en
contra del gobierno nacional y a su vez no vaya en contra del gobierno de
Bolívar. Querer ganarle a Cristina es querer ganarle a Bali. Y en Bolívar eso
significa querer que gane el radicalismo, con lo cual queda dicho: el Frente
Renovador, “juega” para la UCR y así si, se entiende el intrígulis y la promesa
de retroceder. Inexorablemente.