LA ‘GOMA’ POR YPF Y UN NUEVO HERVOR DE LA ARGENTINA VIBRANTE
Corazones en llamas
Cincela tormentones con un
pelapapas: Chino Castro
A) Elegir tiene un
componente irracional: se elige con la razón, pero también con la piel y el
corazón. No soy psicólogo, pero sé que funciona así y que quienes lo niegan,
están equivocados, o simplemente han elegido, sin darse cuenta.
B) En el tema YPF
vuelve a quedar de manifiesto que se elige con todo el cuerpo, con todo lo que
uno es. Acaso para algunos sea peor que la 125 del invierno 2008: era más fácil
oponerse a aquello, ‘tirarse’ contra una medida que recupera soberanía nacional
es bravo. Aunque se agarren de las formas, de que la intervención estará a
cargo de lobos cuidando gallinas, como dijo Lanata hace unos domingos en su
programa del 13 (el cachito que lo vi, porque elegí a Galeano con Víctor Hugo.
Me pareció más agradable desde lo estético, y no estoy apuntando elípticamente
a la gordura de Jorge).
Acá asoma otro punto
que quiero tocar: Lanata, como Leuco, Eliaschev, Nelson Castro, Fontevecchia,
Van der Kooy, Morales Solá, Magdalena, Conmigo No Sarlo y las ruinas del doctor
Grondona, conforman la punta de lanza comunicacional de quienes modelan un
relato, en el que millones de argentinos abrevan. Truenan filípicas contra el
‘relato oficial’, como si fuera el único. Parece que el ‘relato oficial’ es un
cebo caza ratones, y de los más opas (no hablemos del gran Jerry del cartoon), mientras
que quienes rehúyen de él son hombres y mujeres bienpensantes que escogen basados
en los relámpagos de sus propias mentes, no en el retintín de aquellos a
quienes eligieron seguir. A ellos no les pasaría. Esa luz que les barre la
tiniebla les ha revelado que los Kirchner son más nefastos que un matrimonio
Hitler-Thatcher (la profeta Descarrió llegó a decir que eran como el nazismo
sin armas, que sería lo mismo que decir como León-O pavimentado por una
calvicie atroz y con la Espada
del Augurio astillada, o como Gasparini con un esguince crónico de garganta).
Por eso aporrean con tanto ahínco a este gobierno que no te dan tiempo de
criticarlo, y entonces parece que fuéramos más K que las piedras del hotel de
El Calafate, donde pretendió hospedarse Lanata y lo plancharon (¿en el lobby se
podrá fumar?). Es curioso: le dan leña por lo que hace, no por lo que no, con la
parva que aún adeuda, casos reforma tributaria, impulso a la ley de entidades
financieras, política contundente en favor de los pueblos originarios, marcha
atrás con la ley Antiterrorista, ‘guiso’ con la minería a cielo abierto,
Famatina, los carteles del Raly y amén. Y después los crispados son los K. Tírenles
un bombón en vez de un cascotón, y vemos qué onda. O aunque sea búsquense un
sinónimo, che, si quieren les sacudo dos: iracundos y efervescentes.
C) Estamos asistiendo
en este otoño de poética reestatizadora, a un nuevo hervor de la militancia. De
la k y de la anti K, que ha vuelto a emerger cual una orca con ganas de engullirse
un postrecito, aunque sin camionetas en la ruta ni mesa de enlace en dos siglos
a la redonda. Ocurre que pese a lo mal que estamos y lo peor que vamos, las
camionetas no tienen tiempo para patriadas como las de 2008: hay que sacar la
soja. Igual, como viene la pelota pronto van a estar en la ruta, pero paradas
por falta de combustible: cuando los K agarren YPF, no va a quedar ni una gota
de querosén. Sin embargo está bien que no sean kirchneristas, con todo lo que
hay para escoger: pueden ser de Macri, de Descarrió, del ‘Crema’ Binner, de
Mourinho, de Pino, del Chelsea que defiende colgado del travesaño y según
Niembro, arriesga muchísimo así, de Altamira, del gritón Mariano Iúdica, de
Alfonsín (con azúcar, edulcorante o ketchup), del abstencionismo, de las
terminaciones del peinado de Basile, de la ya rancia feta de salame o hasta del
‘Flaco’ Traverso que con su cupé Fuego milagrera cruzó los ochenta como una
flecha de luz. Vaya si hay para elegir, porque con alguien estarán los anti
kirchneristas que no asumen su militancia anti K y la baten de independientes,
no serán cuerpos celestes en contraposición a las mugrosas humanidades que
militan en el kirchnerismo o adherimos desde una perspectiva ‘zurda’ a las
líneas vertebradoras del proyecto nacional, que si querés es una forma de
militar, una suerte de militancia B. No estar con nadie no es lo más fácil del
mundo: es imposible.
D) Como en cualquier tiempo,
en el escenario político-social nacional, de igual modo que en el continental y
el global, se recortan un bosque y muchos árboles. Hubo períodos argentinos en
los que el bosque ni se veía, sólo había una maraña de árboles que se nos
clavaban en los ojos y en el corazón, amén de en el bolsillo. Hoy el bosque
aparece con contornos más claros. Será por eso que a quienes no les gusta ese
bosque, por aquello de que se elige con la razón, pero también con la piel y el
corazón, se esmeran por engordar las plantas que hay y sembrar algunas nuevas,
para ver si logran borronear el paisaje que late al fondo del matorral. Ojo:
puede que lo hagan inconscientemente, porque también se actúa a partir de inexplicables
pulsiones que brotan del cuero y el corazón.
E) Tupido se escucha advertir
a los anti kirchneristas remisos a asumir su piel, que retomar el manejo del
petróleo y el gas estaría bien, “pero tengo muchas dudas sobre cómo lo harán”.
En rigor, dudan tanto que están en contra. No es nuevo, caramba: jamás
‘comprarán’ ni media brizna de todo lo que haga el kirchnerismo, para ellos Cristina
y Néstor son entes maquiavélicos cuyo único proyecto es cagar a la sociedad para
seguir metiéndole habitaciones al hotel de El Calafate, donde plancharon al pulenteador
de botones Jorge Lanata. De última la duda aguantará hasta que encuentren algo
negro que imputarle a la recuperación de YPF, que seguro ya lo hallaron, y ahí
podrán oponerse a fondo y sin miramientos. Y como este gobierno seguirá
haciendo cosas (caja para fugar hacia adelante y que mañana el globo le reviente
en la trompa a algún infeliz, enjaretan ellos), algo nuevo siempre aparecerá.
F) Suele ocurrir que
quienes son anti kirchneristas nos piden a los que militan por el proyecto
nacional o adherimos a su matriz, que no los etiquetemos. En verdad se etiquetan
solitos, como la mariposa que va hacia el fuego. Te aclaro que si hablo en
términos de ellos y nosotros, no es porque vea enemigos en los que no piensan
como yo, sólo es para ser más gráfico. No ando con una lupa para ver quién me va
a cagar. En esta etapa he elegido creer, y pese a que escribo poesía no me
envuelve el primer verso. Creer, sí, sin dar cheques en blanco (qué cheque voy
a dar, si la última vez que entré al Banco Alberto Monte aún era “Llamarada”).
La duda como aliada está fenómeno, siempre milité por ella, justamente porque
no tengo dudas de que a veces, es mejor darle unas pequeñas vacaciones a esa amigovia
tan inflexible.
G) También es una
actitud común entre quienes no quieren ver pingüinos ni en chombas, arrojar las
ideologías al mismísimo tacho de olvido donde se marchita la biblia del best
seller Francis Fukuyama. Como si las ideologías fueran una muda de ropa vieja
que ya no sirve más, ni para darla a Cáritas. Descreer de las ideologías, el típico
amarretismo chelsístico-ideológico, es una de las mayores ideologías de la
humanidad, porque ha cruzado los siglos desde antes del marxismo y el
capitalismo. A su vez, la alquimia ideológica es también una ideología, la de
los que no quieren quedar ‘pegados’ a ninguna vereda, sin embargo aún a los
mejores alquimistas les resulta imposible marchar por la rambla hasta el fin de
sus días, si lo sabrá el último Perón. Mas resulta paradójico: a mayor enjundia
en no pegar los pies a vereda alguna, más ideologizado se está. Nadie presto al
fuego del debate donde templar sus convicciones puede ser un desideologizado, ni
un anti ideologías.
En definitiva, todos
somos un cúmulo de ideas, la mayoría de las cuales alguien nos ha metido. Ese
alguien es aquél a quien elegimos creerle (a través de leerlo, estudiarlo o
sólo escucharlo). Es obvio que cuando escogemos también está en juego nuestra
propia historia, aquello que somos y lo que no, nuestros sueños y los sueños de
nuestros ancestros, nuestras frustraciones y las de ellos. Hasta el tipo más
pragmático lleva consigo una carga simbólica. Convengamos además que
iluminados, hay muy pocos.
H) En esta dolinesca époka
la política ha vuelto a estar por encima de todo, como creo que debe ser. Hoy
opina cualquiera, por más que a los Kirchner se los acuse de atentar contra la
libertad de expresión. Todas las opiniones valen, todos quieren opinar, y me
parece bien. Inclusive siguen frotando la lámpara del tomorrow viejos gurúes
económicos que no han sido capaces de combinar ni el color de sus medias, como
Carlos Melconian y Miguel Ángel Broda. Me sigue pareciendo joya. En los sofovichescos
noventa, fraguados al calor del Consenso de Washington, sólo los economistas eran
voces autorizadas, y los que no manyamos números, camine a la cucha, perro. Ahora
hasta resucitaron al matarife Domingo Cavallo, fuerte para él. ¿Te acordás de
aquella máxima noventosa de la “cirugía mayor sin anestesia”? Aguante la
medicina preventiva.
I) Otro signo de los
tiempos, un saludo para Prince, es lo risible que a millones nos resulta ver a
monigotes atrancados de odio como Morales Solá, las hilachas del doctor
Grondona y Marce (quékagadavendieronla10alaKá) Longobardi, implorándole a algún
ángel vengador una “maldición bíblica” (así dijeron las hilachas) sobre los “tibios”
que son oposición y votan con el gobierno por la expropiación. De terroir, una
vez que el radicalismo y afines se dan un baño de dignidad y juegan para el
pueblo, vienen a amonestarlos y a acusarlos de transeros estos quijotes del
periodismo… Sólo faltaría que denunciaran que Pino votó a favor porque le
regalaron un scalextric con su correspondiente tren revestido en oro, con la
cabeza de Jauretche como locomotora y la palabra Sur grabada en su frente. Me
hierve el chanfle, velay.
J) Los verdaderos
sueños se sueñan despierto, y yo sueño con un país más justo, más humano, sobre
la base que sigue forjando el kirchnerismo y otros tendrán que continuar y perfeccionar,
tanto mejor si es hacia la izquierda. Puedo ser un iluso, pero soy yo, acá
estoy, y no quiero convencer a nadie.
¡K!) Atención,
atención, hoy gran franco gran para la campera del ‘Chango’. Se ruega no enviar
cardigans.
L) Antes de irme,
quiero decirte que me encanta la gente militante y su generosidad, las caretas
son para el corso. Militante de lo que sea, menos de los terrorismos, del
nazismo, del colonialismo, de la guerra, de la Inquisición, de la Conquista del Desierto, de
las cruzadas preventivas democráticas americanas, de la placa de la plaza
Alsina por el Bicentenario, que cobija en un mismo renglón a comisionados de las
dictaduras con intendentes de la democracia, de los goles con pelota parada y
del bidón envenenado de Bilardo. Si alguien milita en contra de los Kirchner pertrechado
con sus convicciones y su honestidad, me parece f-ormidable. A nuestro país lo
están levantando los militantes, antes que los que no lo son. Militantes, que
no implica necesariamente hallarse enrolado en un partido. Ellos con su
espíritu de cuarzo portan hoy la antorcha de nuestra querida Argentina, que
todos recordamos y deberíamos recordar siempre cómo estaba en diciembre de 2001,
cuando De la Rúa
huía en helicóptero sembrando de cadáveres, otra vez, esa sufrida madraza que
llamamos Plaza de Mayo. Para no irnos hasta marzo del ´76.
Me fui.