lunes, 14 de marzo de 2016

MISA INDIA EN TANDIL Las increíbles andanzas del capitán Solari

Unos pocos minutos antes de que comience el show salió al escenario  solo, imponente en su figura frágil, se bancó mirar a los ojos de 200 mil tipos y dijo: “Mr. Parkinson me viene pisando los talones, pero aquí estoy. No hagamos una tarea de esto”.
Fue tragar saliva y que los hombros de mi compañero me sequen los lagrimones gruesos. No es que no supiéramos, porque la nefasta información ya había corrido, pero la actitud cómplice del Indio de venir y decírnoslo a nosotros, fue grandiosa y conmovedora.
Ahora volvemos y hacemos el show, dijo y se fue por un ratito. Luego sonó la intro, subió la expectativa al máximo para saber “con qué arranca”  y la tierra tembló cuando desde el impresionante escenario y amplificado por las múltiples torres de sonido, se escuchó “Nuestro amo juega al esclavo”. Las caras rojas y los ojos con demasiado brillo, los puños en alto y el cruce de miradas incrédulas con el de al lado, dieron forma a la escena que capitaneaba desde lo alto, Indio Solari junto a Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
“La lista fue increíble”, “no puedo creer los temas que hizo”, “tremenda la lista”. Los comentarios que por lejos ganaron por repetición tuvieron que ver con “la lista”, porque hizo debutar canciones, porque sonaron gemas como La Parabellum del buen Psicópata o Las increíbles andanzas del Capitán Buscapina o Vino Mariani (“no es que vino un tipo que se llama Mariani”, bromeó) y porque, si uno quiere, la elección marcó un tono de época desde el comienzo. “Nuestro amo juega al esclavo / de esta tierra que es una herida / que se abre todos los días a pura muerte, a todo gramo. /-Violencia es mentir-“.
Todo lo previo hacía suponer que Tandil desbordaría de huestes indias. Mucho curioso que planeó estar “para ver cómo es eso”, claro, y decenas de miles movidos por la ansiedad y el temor que la del sábado 12 pudiera ser “la última misa”. Hubo muchísimos bolivarenses en la cita, la 226 colapsó y se vieron carteles (de los pibes y pibas que hacían dedo) con procedencias del norte al sur del país.
El Indio pidió que la gente no se mande “muchas cagadas” en la ciudad, para no asustar a los tandilenses y que se les permita volver a tocar en esa u otras ciudades (corren tiempos en los que parece retornar la persecuta a las bandas y el Indio ya sufrió la anterior). Que haya dicho eso sonó bien, el tipo quiere seguir en los escenarios y eso es buenísimo. Siente que puede.
Si en otros recitales el sonido fue el principal déficit, para éste Solari tomó previsiones. Todo sonó impecable, majestuoso y con eso saldó una vieja deuda con los seguidores, al menos con quienes van al show esperando escuchar bien las canciones. Y la gola, la vieja gola que suele traerle problemas complejos, también lo dejó tranquilo. Salvo la memoria, que por ahí le jugó una mala pasada, todo jugó a su favor.
A poco de comenzar el recital, un par de descontrolados comenzó a tirar zapatillas al escenario. Eso distrajo al cantante y a los músicos. El Indio se calzó el mal humor y los trató de “pelotudos”, calificativo que fue compartido por el resto del público. Fue acaso, la actitud del campeón de las zapatillas, el punto disonante y el punto también que trajo malos recuerdos. Fue como si alguien hubiera abierto la puerta para dejar entrar a los años 90s, cuando ir a ver Redondos se había convertido en una aventura temeraria, porque “las bandas” desangeladas sólo tenían el rock como motivo para seguir hacia algún lado, la policía cargaba en su contra y la violencia era pan corriente.
Pese a los excesos, la fiesta del sábado transcurrió sin datos sombríos para destacar; la banda, que incorporó músicos “muletos” sonó impecable. Los Fundamentalistas del aire acondicionado es un equipo a la altura del líder y es una pena que no se los pueda disfrutar en un estadio chico o en un espacio más íntimo. La exuberancia lo puede todo. Pareciera que finalmente, sólo queda la Luna para ir a coparla, si es que no quedara sitio en la Tierra para sostener tamaña convocatoria. “Nadie se puede hacer cargo de esto, que no sé por qué sucede”, dijo el Indio mirando a la multitud.
Nadie quiere que haya sido la última. La batalla contra Mr. Parkinson la tiene que ganar el mejor. Las misas indias deberán seguir porque serán cada vez más necesarias.
Pastillita
Antes de que comience el show se escuchaba, cada tanto, “ooohhh… vamos a volver, a volver, a volver, vamos a volver”, seguido y coreado por muchísimas personas y reprobado por nadie. Todo un dato: no venía ocurriendo que se colaran consignas políticas de este tipo en las últimas misas.