Bueno, al cabo es el gobierno de quien se propuso mejorar, como dice un amigo, "el gobierno de la mejora". Tanto decir que Bolívar mejora, que al fin uno se lo cree, que no es otro el objetivo del marketing político sobre el que se encaraman los relatos de acá y allá.
Al mismo tiempo y como todo depende del cristal con que no se vea, es bien cierto que esta edición de Canta Bolívar o Me en Canta Bolívar, me gustó sin encantarme, mucho más que las últimos festivales que presencié. Hacía bastante tiempo que mi participación en "la gran fiesta" del pueblo, se circunscribía a un paseo por la feria artesanal, con el auto- ultimátum de adquirir algún objeto tan bonito como innecesario. Y au revoir.
Admito que es posible que mi resistencia a ver los espectáculos en general en años pasados, me hayan privado de disfrutar de algún artista y que debería arrepentirme por ello.
Es que, todo se relaciona entre sí y últimamente uno terminaba sintiendo que el CantaBolívar era una fiesta privada a la cual se invitaba al pueblo para que admire a los mismos artistas siempre... cada año se repetían números locales dejando de lado a otros. Y sobre todo en las últimas ediciones, había hasta un descuido a la hora de las convocatorias. Al menos esa era mi sensación.
En eso mejoró el planteo, algunos artistas bolivarenses volvieron al escenario y otros tuvieron la oportunidad por primera vez. También, claro, otros quedaron afuera y no sin caras largas, eso siempre ocurrirá.
En particular, me dejó un saldo amargo que no se haya podido presentar La Eskandalosa, que es una de las tantas bandas que presentó su demo para el festival y que no quedó clasificada. Es una lástima porque se trata de una apuesta más que interesante desde lo musical pero además, porque con la convocatoria, se podría haber saldado lo que hasta altura ya es una deuda y es darle la chance a Nico Holgado de hacer su música en un escenario polenta, con sonido también polenta.
Que Nico tenga una relación familiar con la "periodista y punto" no debería desteñir la opinión... Para corroborar lo que digo en cuanto a la calidad del guitarrista, bastan los videos que acá mismo he compartido.
En este sentido, me encantaría escuchar la explicación de parte de quienes tuvieron la posibilidad de subir y bajar el pulgar en la selección, tanto como para entender los criterios por los cuales algunos sí y otros no, que prometo entender, claro, si no acordar.
De alguna manera lo anterior debería leerse entre paréntesis. La malasangre no opaca en modo alguno lo que ocurrió durante jueves, viernes, sábado y domingo en el Parque, en el contexto del cumpleaños del pueblo. Las propuestas fueron inclusivas, con el clásico folclore festivalero multiplicado quizás hasta la exageración, pero también con el rock de Estelares y las bandas locales; con La Chilinga haciendo algo diferente a lo que hizo el resto y con el tango tradicional y el otro, medio cruzado con variopinto género musical.
Fue uno de los primeros grandes desafíos en materia de organización para el gobierno nuevo. Le salió bastante bien, sin tropiezos que arruinaran el todo.
Las temperaturas acompañaron, es más, las condiciones atmosféricas esperaron a que finalice la fiesta para desatar el aguacero. No es un detalle menor y, aunque no dependía de los organizadores, convengamos que jugaron con la suerte del principiante.
Por alguna otra razón, la edición 2012 del festival, tuvo aires más populares, más inclusivos. La foto de las personas que se tratan en el servicio de Salud Mental sentadas en la primera fila de sillas tiene una fuerte carga simbólica, pero al mismo tiempo es un hecho político de esos que marcan la diferencia, de esos cuya matriz ideológica no está atravesada por el mentado marketing político, sino todo lo contrario.
Se pudo ver un intendente de alto perfil: Bali se sacó fotos con todos, apareció sonriendo en el escenario más de una vez, los locutores lo mencionaron hasta el hartazgo (punto para el banquinazo) y corrió detrás de un Fidel Nadal desatado, para rescatarlo de los fans.
Por último, hay mucho más para hilar fino. Algunos integrantes de instituciones culturales que en los festivales anteriores explotaban las cantinas, ahora explotaban pero de bronca, porque no se les dio la oportunidad... Es de suponer que se les habrán dado explicaciones y que, en todo caso, esas explicaciones tendrán un sentido, un criterio político y que obedezcan a decisiones serias.
El gobierno municipal que se propuso mejorar, cumplió, desde mi perspectiva, en cuanto al festival. Nota: si en septiembre se organiza el Bolívar Rock hay que dejar todo en la cancha. No se espera menos.
Daniela Roldán
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