Como en los pueblos de algún cuento viejo, un rumor puede desatar un caos o un crimen. En la era de la información, el rumor se instala con volanta título y bajada o con amplificador, imagen y zócalo. Como ejemplo valga lo que acaba de suceder en este pueblochicoinfiernogrande, donde una información falsa e inexacta produjo un clima social hostil y un tráfico de violencia in crescendo, conforme el rumor se agrandaba.
Un título precedido de un supuestamente atractivo
“adelanto”, señaló que 200 personas habrían sido despedidas del municipio. Se
instaló esa cifra (que son personas) y no pudo ser desinstalada por estrategia
de comunicación alguna, hasta que tuvo que salir el intendente Eduardo Bucca a
aclarar aquellos datos que se desprendían claramente de la información cruda; de
las fuentes documentales y de las entrevistas que dio el secretario de Gobierno,
Franco Canepare.
Es decir que no había despidos sino cese del pase a planta
permanente de los agentes municipales que habían sido nombrados entre el 1 de
abril y el 1 de diciembre de 2011.
Las preguntas pertinentes son: ¿Por qué quienes se ocuparon
del tema insistieron en señalar un número incorrecto de agentes municipales
afectados y por qué se siguió hablando de despidos en lugar de “cese de designaciones en planta
permanente”? Recién el miércoles, en un informe (diario La Mañana, página 4) que
daba cuenta del posible arribo de representantes de la Federación de
Trabajadores Municipales, se informó correctamente.
Lo preocupante es que desde la UCR, la Coalición Cívica y la
Agrupación Rodolfo Walsh, se agitó el número inexacto, e incluso se convocó a
una movilización esgrimiendo el dato falso, lo cual constituye un hecho de una
gravedad institucional alarmante. Está bien que los sindicatos se ocupen y se
mantengan en estado de alerta; ésa es una de sus funciones, pero los partidos
políticos antes deberían informarse bien. Al menos, si la intención de fondo no
es la que parece, es decir agitar y poner en crisis la gobernabilidad de la “gestión
Bali Bucca”.
El miércoles finalmente se realizó la movilización, de la
cual participaron (y organizaron) radicales que ocuparon cargos políticos en la
anterior gestión, radicales que integran el bloque de concejales, radicales que
revisten en la Juventud y algunas pocas personas más que no son identificables
o no estaban con banderas partidarias.
Como cuando se manifestaron en contra de la no renovación del
contrato al doctor Héctor Creparula (a diez días del inicio del nuevo gobierno), los
manifestantes dieron clara muestra de agresividad, profirieron insultos a los
funcionarios cuando se retiraban y agitaron una y mil veces el famoso número “200
trabajadores despedidos” y entraron al edificio municipal en clara actuación de
“a ver, che, salí de mi casa” o algo así.
En un entredicho con una manifestante, ésta me increpó con
una alusión personal que no viene al caso, pero lo que sí es para destacar es
que este personaje, estaba en la marcha “para que no sigan echando gente; éstos
tipos echaron 200 personas, la presidente es monárquica…”. Mentira y disparate,
quiero creer que no locura lisa y llana. ( Aclaro que yo estaba trabajando).
El guión del espectáculo que brindó el radicalismo el
miércoles en el hall de la municipalidad, parece haber sido escrito el mismísimo
24 de octubre a la noche: “Te nombro 140 tipos en planta y preparo la puesta en
escena del estreno, que será a fines de marzo, cuando posiblemente tengas que
mandar los telegramas”, tal parece haber sido el conflicto pergeñado. Un conflicto exento de absoluta
responsabilidad, dado que lo que se hizo fue nombrar personas, es decir, jugar
con la gente (se supone que no hubo complicidades, porque suponer eso es
políticamente incorrectísimo).
Ahora bien, no se contaba con la participación de la gente
de la Federación de Sindicatos Municipales, que ayer mismo estuvo en Bolívar,
convocado por “los despidos de 200 compañeros” y, cuando llegaron y pidieron
explicaciones han caído en la cuenta de que habían sido al menos engañados con
los números y en cuanto al carácter del movimiento de los trabajadores.
En la conferencia de prensa, fue evidente el intento de los
sindicalistas de mostrarse preocupados y en pie de lucha, pero se complicó la
verosimilitud. ¿Cómo decir que exigen la restitución del puesto a 200 personas
que nunca fueron despedidas? Difícil.
Por otro lado, estos mismos sindicalistas dijeron que hay
siete u ocho personas en condición de que sus casos (despidos) sean analizados
uno por uno. No es un número menor, porque en tanto gente que se queda sin
trabajo, uno vale un millón, aunque el sujeto a despedir sea alguien que
boicotee la gestión, o haya sido nombrado para embarrar la cancha en el momento
oportuno. El costo político de echar a un trabajador es alto. Esa es una tarea
que Eduardo Bucca heredó de José Erreca. Se entiende que esa era la idea, quien
no lo vea tan claro que vaya urgente al oftalmólogo (o al neurólogo).
¡¡¡Brillante!!!
ResponderEliminarEntre tanta maraña informativa y política, es la primera vez que leo una frase que sintetiza lo importante de este tema (al menos en mi criterio): "...en tanto gente que se queda sin trabajo, uno vale un millón...". Parece que todos, de un lado y de otro, están preocupados en otras cosas y no en que hay cinco, seis o no se cuántos que a la larga si se quedarán o ya se quedaron sin trabajo. Son personas, como bien dice Daniela, y no números de alguna lista pergeñada por unos u otros.
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