viernes, 3 de enero de 2014

Calor de tambores




Los tambores de La Fábrica del Ritmo volvieron a sacudir el callejón de la avenida 9 de Julio, en la tórrida noche del domingo, a partir de la propuesta de Raúl Chillón, Emiliana Ron, Federico Ron y todos los alumnos músicos de la Escuela de Percusión.
En cada propuesta del callejón, se suman otros artistas que proponen visibilizar sus trabajos, en sencilla comunión artística, dispuesta para el goce colectivo. No falta el convite gastronómico, amenizado con tacos que incluyen la variante vegetariana.
El domingo, Pato Arbe y Ramiro Bailarini pintaron murales, mientras sonaban los parches y cajones. De a poco, las paredes circundantes al callejón que lleva por nombre Fernández López y que finaliza en la 9 de Julio, van tomando el color que los artistas le imprimen.
Entre una y otra presentación de los ensambles, se proyectaron videos de la novísima escuela de experimentación audiovisual Rompe cocos (dirige Emiliana Ron), que dio sus primeros pasos en 2013 y que ya tiene mucho para mostrar y compartir.
Mucha gente se acercó al callejón, hubo músicos invitados, como Sergio Ramírez y Franco Exertier, también hubo quienes se animaron a zapatear al ritmo de los legüeros, desafiando al asfalto ardiente, con los pies al aire. Diego Péris y Silvio Alvarez fueron los héroes en esa tenida.
Entre ritmo y ritmo, hubo espacio para el humor absurdo, para la lectura de un texto apropiado, colaboración que estuvo a cargo de integrantes de la organización “Del otro lado del árbol” y para la presentación de Kevin y Mati, dos improvisadores callejeros, que al ritmo del hip hop van diciendo lo suyo.
La Escuela tiene distintos grupos, uno de chicos y otros de adultos, que van transformándose en la medida en que algunos alumnos se van, otros vienen.  Cada nueva presentación, que se suma a las realizadas en el carnaval, en Tandil, en la plaza céntrica, confirma un afianzamiento de los ensambles, sobre todo del más antiguo, el de los adultos.
Todo fluye en el callejón cuando suenan los tambores; los manjares populares huelen rico, la luna parece más grande o más linda, las sonrisas aparecen sin pudor. La Fábrica del Ritmo convidó un poco de todo eso el domingo, a guisa de despedida del año; para deleite de quienes se acercaron a disfrutarlo y con la promesa de un buen 2014 sonando a tambores.
Daniela Roldán

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