Los tambores de La Fábrica del
Ritmo volvieron a sacudir el callejón de la avenida 9 de Julio, en la tórrida
noche del domingo, a partir de la propuesta de Raúl Chillón, Emiliana Ron,
Federico Ron y todos los alumnos músicos de la Escuela de Percusión.
En cada propuesta del callejón,
se suman otros artistas que proponen visibilizar sus trabajos, en sencilla
comunión artística, dispuesta para el goce colectivo. No falta el convite
gastronómico, amenizado con tacos que incluyen la variante vegetariana.
El domingo, Pato Arbe y Ramiro
Bailarini pintaron murales, mientras sonaban los parches y cajones. De a poco,
las paredes circundantes al callejón que lleva por nombre Fernández López y que
finaliza en la 9 de Julio, van tomando el color que los artistas le imprimen.
Entre una y otra presentación de
los ensambles, se proyectaron videos de la novísima escuela de experimentación audiovisual
Rompe cocos (dirige Emiliana Ron), que dio sus primeros pasos en 2013 y que ya tiene
mucho para mostrar y compartir.
Mucha gente se acercó al
callejón, hubo músicos invitados, como Sergio Ramírez y Franco Exertier,
también hubo quienes se animaron a zapatear al ritmo de los legüeros,
desafiando al asfalto ardiente, con los pies al aire. Diego Péris y Silvio
Alvarez fueron los héroes en esa tenida.
Entre ritmo y ritmo, hubo espacio
para el humor absurdo, para la lectura de un texto apropiado, colaboración que
estuvo a cargo de integrantes de la organización “Del otro lado del árbol” y
para la presentación de Kevin y Mati, dos improvisadores callejeros, que al
ritmo del hip hop van diciendo lo suyo.
La Escuela tiene distintos
grupos, uno de chicos y otros de adultos, que van transformándose en la medida
en que algunos alumnos se van, otros vienen. Cada nueva presentación, que se suma a las
realizadas en el carnaval, en Tandil, en la plaza céntrica, confirma un
afianzamiento de los ensambles, sobre todo del más antiguo, el de los adultos.
Todo fluye en el callejón cuando
suenan los tambores; los manjares populares huelen rico, la luna parece más
grande o más linda, las sonrisas aparecen sin pudor. La Fábrica del Ritmo
convidó un poco de todo eso el domingo, a guisa de despedida del año; para
deleite de quienes se acercaron a disfrutarlo y con la promesa de un buen 2014
sonando a tambores.
Daniela Roldán
No hay comentarios:
Publicar un comentario