Al radicalismo de
Bolívar le salió un grano: ‘Bali’ Bucca. El intendente tenía todo en bandeja para
ser radical, pero se hizo peronista. Es casi rubio y de ojos claros, proviene
de una familia de clase media acomodada, con campo y todos los chiches, hizo
todos los deberes del pibe bien y jamás ha de haber pensado en la revolución.
Sin embargo, lo que está edificando es una pequeña revolución pueblerina:
vencer al radicalismo cuatro veces en dos años se parece bastante a un milagro.
Hace sólo un lustro no lo hubiera vaticinado ni el bizarro Pulpo Paul.
Sí, ‘Bali’ no fue
candidato a nada el 27 de octubre, pero resultó el gran ganador. Por encima del
propio Marcos Pisano. Hoy, cada elección somete a plebiscito a los elencos
gobernantes, y en su primera defensa el buquismo ganó con solvencia: impuso su
juego, dominó el centro de la cancha y los tiempos del partido, sin depender
más que de su pericia para imponer sus virtudes y camuflar sus debilidades. A la
suma simple de voluntades que el Acuerdo Cívico y Social acumuló en las PASO le
entraron la primera y la segunda, la tercera ya no: se le ‘cayeron’ sólo
trescientos cincuenta porotos, pero concurrieron a votar mil cien personas más
que en agosto y escogieron lista doscientas que se habían refugiado en el voto
en blanco. Se sobreentiende que varios de esos mil trescientos sufragios ‘yapa’
desembocaron en Erreca. No debería omitirse un dato que asoma a gatas en los
análisis políticos promedio: así como existe un voto anti-‘Bali’, existe un
voto anti-Erreca.
Además, para
desgracia de su oposición, el buquismo triunfa no sólo con el espaldarazo
peronista, que de hecho está dividido. Hoy ya amasa un piso propio de apoyos,
lo que lo pondría a salvo de los vaivenes políticos nacionales. Hay mucho
vecinalismo en su componente de sufragio, así como en su gabinete. Lo eligen muchos
de los que se definen como independientes o apolíticos, e incluso decenas de
coterráneos que jamás votarían en Provincia y Nación a un kirchnerista optan
por Eduardoluján sin el menor dilema moral. Los que desdeñan las palabras y
sólo quieren hechos, se ven reflejados en él. Vive en los medios, pero
anunciando cosas. En todo caso no es el candidato ideal de los filósofos, pero
sí de los laburantes y las amas de casa. En Bolívar hay más de estos últimos,
no estamos en la París de 1968, ni siquiera en la Argentina de 2003. Lo
escuchás al maleable Massa, el guacho sonrisa de estos comicios, y te queda re
clarito en un santiamén.
La única pústula
que le ha salido al buquismo se llama Marcelo Salamanco. Amén de la pústula
Isidoro, que arrastra desde su origen. El ginecólogo hará migas con el
radicalismo, y si logra arrancarle dos ediles a la bancada que preside el
longevo Oscar Ibáñez el oficialismo perdería la mayoría en el Deliberante. Eso
se traduciría en palos en la rueda del bólido buquista. Es que el radicalismo sólo
puede apostar a eso: apelotonarse con Salamanco para taclear la marcha insaciable
y caótica del tren balista, y después ver qué onda. Hoy, son el Coyote
persiguiendo al Correcaminos. Triste. Sobre todo para el centenario partido,
que debería concentrarse en construir y no en destruir. Para ello lo avala una
larga historia de intendencias que parecían ad infinitum. Hasta que su relajada
carne fue invadida por el forúnculo ‘Bali’. Encima San Tinelli parece más
peronista que radical. O al menos seguro que no lo brota la marchita.
Encenderle velas
al inmortal Mumm-Ra para que abandone por un tiempo a León-O y baje a ocuparse
de ‘Bali’ sería su norte de corto plazo. Volverá a perder Erreca en 2015 si el
intendente sigue haciendo a este ritmo, porque se ha comprobado que la siempre
erecta fibra antiperonista lugareña ya no alcanza para ganar. Erreca, que viene
invicto en morder el polvo con el buquismo: cuatro jugados, cuatro perdidos.
Con el agravante de que resignó la Municipalidad cuando era intendente.
Interino, porque no lo habían votado a él sino que heredó de prepo a Simón,
pero intendente al fin. Hasta es difícil imaginar que Erreca acepte otra vez
‘poner la cabeza’, si el gobierno de la mejora sigue transitando por la mano
por la que corre. Y menos si fuera contra BB. Acaba de caer dos veces frente a
un contendiente a quienes muchos desde la UCR visualizaban como un maniquí,
imagináte si el propio ‘Bali’ se trepara al ring. Un contendiente, Pisano, poco
conocido. Mucho menos que Erreca e inclusive que Salamanco. Un hombre pequeño
físicamente, a quien algunos suponían alto porque sólo habían visto en las
pancartas a la par de ‘Bali’.
Es verdad que
Bolívar es un pueblo radical, lo que torna más brillante la victoria de
Bucca-Pisano y más opaca la derrota del simonerrequismo y los sectores
filoucerreístas aliados, que según ‘vendieron’ las cúpulas jugaron juntos tras
la interna abierta de agosto. Por más que JGE también cosechó dos mil votos más
que en las PASO, con lo que redondeó un caudal que sólo un obtuso subestimaría.
¿Tendrá recambio el radicalismo, o seguirá buscando el gol con JGE de 9?
¿Cuánto daña su figura el fantasma de su mentor político, el ahora frizado Juan
Carlos Simón?
Trascartón, Cristina
se irá poniendo todo en el asador y algo o bastante de eso le ‘lloverá’ a BB, a
quien desde hace tiempo miran con interés desde las ligas mayores. Difícil para
los que se le opongan.
Viene a cuento un
párrafo sobre la corrupción: se habla mucho de ella, se la castiga poco. Los
pocillos de café son mejores interlocutores que las urnas. Al simonerrequismo
se lo sospecha contaminado, desde que en febrero de 2011 Carnevale y Mosca
arrojaron una aún no digerida bomba mediática por una presunta apropiación
masiva de viviendas. Y al balismo se lo cree honesto. Si no, imagináte las
redes sociales lo que serian en este preciso instante. Una cloaca. Sin embargo
esto no se reflejó con estrépito en las urnas, porque el oficialismo no venció
por paliza. O será que a nivel país los radicales todavía gozan de la pátina de
la honorabilidad. Se supone que son honestos, y quien los sospeche corruptos
deberá demostrarlo con un arsenal de pruebas. Los peronistas, al revés: deben
demostrar que son honestos. En el imaginario social criollo los peronchos son
chorros hasta que demuestren lo contrario.
‘Bali’ venció, a
través de su delfín Pisano, y sonríe ancho. Sabe que no debe dormirse, que no
puede darle a su impetuoso tren el mínimo resuello. A riesgo de hipotecar su
juventud por la municipalidad, de avejentarse a un ritmo mayor que la mayoría
de nosotros, porque encima es personalista y eso lo mella al cubo. Deberá
timonear el desgaste, que les llega a todos, antes o después, con dignidad o
con patetismo. Y el apetito del soberano: se sabe que el pueblo, cuando mejor
está, más demanda. En un sentido gobernar funciona como la dieta: bajás rápido
los primeros cinco kilos, después se complica. Cuidado con las demandas de
segunda generación, que han tumbado a más de un campeón. Atenti, también, con
la sintonía fina: el trazo grueso y vehemente garantiza producción pero a veces
raja la tela.
Sus adversarios,
muchos de los cuales lo ven como el enemigo aunque edulcoren sus discursos con
cucharadas de tolerancia, se rascan la cabeza, contrariados. Qué hacer con un
grano así, se preguntan. Esperar a que se agote solo o salte a las canchas de
la A, sabe a un proyecto misérrimo para gente con tantos campeonatos.
Chino Castro
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